Poesía Electrónica v1.0

Compilación de Críticas.

Autor: Amilkar Feria Flores.

CUADRO A CUADRO DE ERNESTO TORRES

Hace unos tres años, cuando comenzaba a impartir clases en el Instituto Superior de Arte, el padre de un estudiante me preguntó, en uno de los pasillos de la Facultad de Artes Plásticas, si conocía cual era la cúpula donde trabajaba el estudiante Ernesto Torres. Apenas conocía a la gente por su nombre, y tuve que responderle negativamente. Al rato, cuando fui a devolverle el vaso donde me había dado un sorbo de café, descubrí que Ernesto era el tipo por el que me preguntaba su progenitor.

Yo no se si llamarle pasiones u obsesiones, pero Ernesto tiene dos de ellas muy bien definidas: hacer-brindar-beber-café, y pintar. Sin embargo, su pasión por el cine, compartida con Lenia, su novia, parece despuntar como la médula de sus desvelos creativos. De ahí que su propuesta pictórica parta de un desmenuzamiento fotogramático del séptimo arte. Sin desestimar su largo ejercicio de formación en cinco años de estudio, esta vertiente de su actividad docente, desarrollada en los últimos tiempos, se ha convertido en el punto focal de su expresión. 

El día a día, en jornadas de consagración que parecieran interminables, lo ha llevado al "cuadro a cuadro", no solo entendido como la unidad de fragmentación mínima en una cinta de celuloide, sino como la detallada y consciente acumulación de cuadros (telas en soporte físico) de lo que constituye un profundo análisis psicológico de un momento específico en una obra cinematográfica. A simple vista pareciera la mera representación de actores en pleno despliegue histriónico, o de paisajes y encuadres fotográficos de evidente atractivo visual; pero la filosofía que se oculta en ellos responde a intereses particulares de una deconstrucción en el proceso de realización fílmico.

Curiosamente, como si rindiera tributo desde una forma de expresión visual (pintura de caballete), a otra (cine), el artista prefiere que sea este método el que de sustento al discurso que se propone. Es como si, en vez de utilizar las últimas tecnologías, tan prácticas en la reproducción y manipulación de las imágenes, congelando una vista específica, se regodeara en la reinterpretación de un story board de alta sensibilidad estética. De tal modo no hay equívoco de propósitos, incluso apelando a la técnica de sustracción de imágenes, del contexto audiovisual, al que antes hacía referencia.

Es aquí, postal en mano, donde el ingenio del pintor gana verdadera osadía, reflejándola sobre la tela directamente desde el pequeño recuadro impreso, mientras renuncia a otras ventajas, como la de auxiliarse de un proyector de vista fija para "calcarla" con exactitud. Entonces, como el más pinto de la secular tradición y oficio pictórico, los gajes de su entrenamiento incursionan en el ruedo de la creación. Por sus significaciones de conceptos, reveladoras de otras inquietudes intelectuales, Ernesto ha echado garra de pasajes correspondientes a los filmes "Clandestinos" y "Memorias del subdesarrollo", entre muchísimos otros, rearticulando a su antojo el orden y dramaturgia de una obra que posee infinidad de otros valores expresivos, en una apropiación tan personal y desprejuiciada como la del que pinta un paisaje o un retrato del natural.

Por su trascendencia iconográfica, el redescubrimiento del retrato, como género tradicional de la pintura, esta vez traspolado desde un recorte fílmico, gana protagonismo entre las pinceladas que sirvieron de antesala al cine, en tanto modo de representación de la realidad, o sus circunstancias, reciclando el antes y el después de la historia con la que nos interpretamos en términos estéticos.

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LAS VISUALIZACIONES ACÚSTICAS DE DAVID

David Enríquez Fernández es de Gibara, en la provincia de Holguín, y algo se trasluce en su personalidad de esa idiosincrasia cosmopolita que caracteriza a los moradores de ciudades costeras. Es casi seguro que el mar, con ese espíritu de comunicación infinita que lo mece, le haya arrancado a la pintoresca localidad oriental un pescador, en vez de darle uno más. Menuda paradoja, que puede explicarse, entre muchas otras razones, por cierta especulación sociológica: todo parece indicar que allí viven demasiados pescadores, empujando el ánima del joven artista hacia otras Artes, si se quiere de otras pescas. Si todo quedara ahí estaríamos satisfechos con el intento de explicar su decisión, pero David, que actualmente cursa su quinto y último nivel de formación, va mucho más profundo, arrojando los avíos hacia las simas de sus cuestionamientos intelectuales. No obstante, cierta nostalgia por su ciudad de procedencia lo compulsa a la representación ocasional de escenas relacionadas con el mar; bien sea en bucólicos acercamientos a las faenas de pesca, entre pequeñas embarcaciones y viejos lobos de mar, o en curiosas secuencias de buceadores rodeados de un azul homogéneo y pacificador.

En su vertiente más experimental, que progresa desde hace poco más de un año, aparecen curiosas interpretaciones que hace de códigos fotográficos, perfectamente comunicacionales. Con la ayuda de amigos consagrados al estudio de la música, el pintor incursiona en el desentrañamiento visual de sonoridades procedentes de fotorreportajes aparecidos en los diarios.
Según argumenta, todos los signos, traspolados en este caso de la documentación gráfica de ciertos titulares periodísticos, previa simplificación, pueden ser leídos sobre un pentagrama. En la traumática transferencia, David pretende conferir interés a noticias de segundo o tercer orden, a las que casi nadie presta atención, aparecidas en las últimas páginas de los rotativos. En su nueva vertiente comunicativa, con un poco de suerte, las imágenes y palabras des-leídas cobran sonoridad (¿un ruido en el sistema?).

Lo interesante de este discurso estriba en el sorpresivo escalonamiento de lo que, lentamente, se va convirtiendo en un lenguaje ideográfico repleto de "figurillas". Es esta la parte a la que el artífice presta mayor atención, retirando las guías estructurales que sirven de sostén a la lectura musical. Es por eso que el proyecto deberá ir acompañado de cada uno de los pentagramas, en soporte impreso independiente, para que se tenga cabal comprensión del propósito final. Al margen de este complemento, imprimiendo sobre tela las páginas del periódico, a través de un pase bajo presión, los algoritmos iniciales del proceso quedan completamente a la vista, yuxtaponiéndole más tarde los consabidos "garabatos", suerte de abstracciones, que solo entonces cobran una dimensión pictórica. Reproducidos en decenas, sobre formatos exactamente iguales, los fondos figurativos y los menos legibles coexisten con el auspicio de añadiduras de color, que se desplazan por todo el espectro cromático, completando así el laberíntico camino de la ¿in?comunicación. Mostrados como un mosaico articulado, el resultado despierta la curiosidad sobre uno de los particulares del mundo contemporáneo: la transferencia de ideas a diversos niveles de interpretación, aunque el propósito inicial de estas haya sido fallido; en un intento probable por hacer extensivo cualquier mensaje, por intrascendente que parezca.

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JABBERWOCKY

Expo. colectiva en el marco del Congreso de Complejidad

Ante la evidencia de los procesos físicos y sus consecuentes revelaciones en todos los terrenos de la existencia, material e intangible, el mundo contemporáneo desarrolla una de sus modalidades de pensamiento más plausibles, en un intento por ¿explicar? y conciliar los complejos fenómenos de sus entresijos.

Si bien el asunto esperó durante milenios para su concientización a nivel perceptual, es ahora que existen suficientes argumentos para el despliegue de una plataforma teórica que intente explicar las causalidades y consecuentes efectos en la realidad. No todas las problemáticas se someten a análisis desde el mismo ángulo o metodología; así como que ciertos tópicos hacen resistencia a una evaluación satisfactoria de su fenomenología.

Desarrollado durante tres días, entre el diez y el trece de enero, El Congreso Internacional de Complejidad, con sesiones en el Palacio de las Convenciones, acogió a una de las manifestaciones más escurridizas para la interpretación de la realidad. No es infrecuente que el Arte roce, como un asteroide de paso, la racional y lógica atmósfera de la ciencia, en una de sus promiscuas apropiaciones a nivel consciente y social para develarse. Es así que el proyecto "Tier" de creación artística, con carácter trashumante, haya sido invitado para una exhibición que acompañó, en salones y corredores, los debates de los participantes al evento.

Mauricio_Abad: poliedro video; Samir_Bernardez: morfogénesis video. La caverna video; Jenny_Brito: Lección 1 video (con nande) de la serie actos fallidos, tinta sobre cartulina; Raúl_Castro ´Memo´: de la serie penumbras; Humberto_Díaz: el guardián video; Amilkar_Feria: frente frío video; Diana_Fonseca: pasatiempo video; Roland_González: lecturas video. Arvo pärt´s project video; Ricardo_Miguel_Hernández: de la serie viviendo con el enemigo fotografía; Duniesky_Martín: Cuando la historia se nos hace invisible video; Reinier_Nande: 03 Lección 1 video (con jenny); Celia_y_Yunior: la clínica del buen contacto documentación de proceso en video; conforman la nómina de artistas y obras de la muestra curada por Frency Fernández, José Balboa y Antonio Correa, con marketing de Beatriz Borges, y producción ejecutiva de Gema Rodríguez.

Como curioso paralelo, que no intenta explicar nada, sino acompañar con sus códigos los criterios estandarizados por la ciencia, JABBERWOCKY mantuvo en tensión intelectual las áreas de circulación del prestigioso centro de reuniones. Bien sea por los mismos discursos expresivos, en su mayoría ejecutados en soporte de video, sin renunciar a procedimientos tradicionales, tanto como por el modo y calidad de factura, la muestra centra su atención en los procedimientos y métodos con los que los artistas se las ven ante el imperativo de la creación.

Es este particular, el del embrollo psicológico de un creador para la expresión de sus ideas, con el empleo de enigmáticos resortes, el que asume rol protagónico. ¿Cómo cabría aplicar estándares y fórmulas para el más voluble sesgo de estructura consciente a nivel social? Interesante cuestionamiento este, que pone en entredicho y desenrolla la alfombra para la lectura de un mundo ciertamente complicado.

YAMIL GARROTE Y LOS NUEVOS MEDIOS

Para un número considerable de terrícolas no son más que nuevos miedos, maneras vertiginosamente incorporadas en el quehacer sociocultural de la contemporaneidad; suerte de revolución, que en mucho recuerda al Renacimiento europeo del Cuatrochento y comienzos del Cinquechento. Así van las cosas, a la cabeza, en punta, mientras una porción de la herencia continúa aferrada a los viejos códigos. Pero en Yamil no parece haber miedo, simplemente descubrió las ventajas que le proporcionaban determinados medios, y se enganchó en el tren de la novedad. Estudiante de quinto año en la Facultad de Artes Visuales del Instituto Superior de Arte, el sentido de su propuesta estética se ha encauzado resueltamente por los derroteros del audiovisual en soporte digital.

Sin embargo, su creatividad evidencia un particular interés por la preservación de la memoria. Con dos cortos animados de exquisita factura, en los que se vale de los más sofisticados programas digitales a su alcance, "La Vaca" y "Origami", ambos premiados en certámenes nacionales de alto rango, constituyen argumentos que denotan su preferencia por el legado patrimonial, apoyado en herramientas que facilitan, diversifican y enriquecen, el resultado de su trabajo. Conocedor de ventajosos programas de edición (hasta donde el acceso a los mismos le permiten las circunstancias), Yamil ha empleado narraciones orales de su abuelo, que registró con un pequeño micrófono anexo a una computadora, y a partir de las cuales da vida a diversos objetos y representaciones animadas, que encarnan divertidos pasajes de su experiencia como agricultor en San Antonio de los Baños, de donde también es oriundo el joven artista.

En "La Vaca", animación digital de 53 segundos de duración, realizada en 2009 con la técnica Stopmotion, Yamil argumenta: "Me interesan los fenómenos psico-digestivos que se generan en nuestro contexto y las consecuencias que estos producen. La carne de vaca dura tres horas en el estómago y toda una vida en la conciencia", apelando burlonamente, desde un inteligente manejo en la edición, a los costos penales que en nuestro medio tiene el hurto y sacrificio de ganado mayor.

Cuando me cuenta del impacto que sus logros creativos tienen en su abuelo, tras mostrarle noticias impresas en medios especializados, dice no evidenciar mucho interés, como si fueran "cosas de muchachos". Entronizado en su puesto de trabajo del Departamento de Nuevos Medios, donde traza tenazmente los pasos de su tesis de graduación, espío rápidamente su currículo: Exposiciones Personales: 2005- "Estética de la carencia". Galería Eduardo Abela. Exposiciones Colectivas: 2011- "Bring me the horizon" Instituto Superior de Arte. 2010- "III Festival Internacional de videoarte de Camagüey". 2009- "X Salón de Arte Digital" (II premio). Centro Pablo de la Torriente Brau. / "Muestra Nuevos Medios ISA lab". Factoría Habana. 2008- "Si una noche de invierno un viajero". Instituto Superior de Arte. / "Proyecto Circo" (Evento de salud mental). Ministerio de Cultura. / "Atemporal". Centro de Desarrollo de las Artes Visuales.

Como caso de extraña factura en su temprana producción se encuentra el videoarte "Yo soy el que soy", registro de una interesante conversión ideológica, frecuente paradigma del pensamiento humano, que bien se prefigura como futura línea expresiva en el creador. Sin ánimo de descorrer el cortinaje de su actual empresa creadora, que vendría a completar una suerte de trilogía sobre las historias de su abuelo, me aventuro a anunciarles una disfrutable historia (tremendamente trabajosa en su proceso), que dará mucho de que hablar cuando empiece a rodar por ahí.

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ETERNAL REBUILD OF A PERFECT BUG

Exposición Personal de Kevin Beovides en El Sauce (marzo – 2012)

Ya se adelantaba Ray Bradbury en "Fahrenheit 451", hace más de cincuenta años, cuando advertía del inevitable desempeño de "caracoles-insectos" (suerte de audífonos instalados en el canal auditivo) para monitorear y espiar la actividad de nuestros conciudadanos, tanto como para evadir los incómodos resortes de la realidad (entiéndase MP3, celulares de última generación, y otros sucedáneos). En cualquier gran urbe contemporánea es frecuente ver a la gente absorta en conversaciones a distancia, "caracol" alojado en sus orejas, mientras discurren entre sus semejantes, paradójicamente más distantes que con quienes sostienen sus alienados parlamentos.

Entre los muchos trastornos de la comunicación contemporánea, cada vez más diversa en potencial mediático, nunca contemplamos su sospechoso y paradójico carácter evasor: mientras más dice, y por más vías, menos se le entiende. También está el caso de los que no se encuentran en condiciones para acceder de primera mano a tales medios y productos (audiovisuales, informacionales), quienes, absorbidos por el reclamo de la masificación, deben conformarse con una mala réplica en oferta, regularmente pirateada, escamoteada de una matriz desvirtuada (como un salidero de beneficio coyuntural); para hacer de la regurgitación informática un proceso de retroalimentación ¿democrático?, forzosamente logrado de un segundo o tercer orden de destinatario; algo que el mismo progreso ha facilitado a escala insospechada.

En el mundo de "Fahrenheit 451", los bomberos propician incendios (intelectuales, contra la palabra escrita sobre cualquier soporte), con tal de evitar la propagación de arcaicos procedimientos en la difusión de la cultura, como genuinos y peligrosos mecanismos perpetuadores de la verdad y la poesía. Ha quedado, ficción literaria aparte, la terrible herencia de que la creativa parcela del escritor sea el reflejo, no de un dictamen oficial, como sucede en la novela, sino del "espontáneo" resultado de un dislocado manejo mercantil. En la rara práctica de un siglo que inaugura un milenio, ya es habitual que miles de espectadores arrastren como cadena parasitaria el consumo de productos "fisio-intelectuales" salidos al mercado, preferentemente antes de ser lanzado por los circuitos que lo generan.

En tal sentido, entremezclando en un interminable Babel los mecanismos del audiovisual de masas, difundido por cuanto medio se tenga al alcance, Kevin ha rebobinado el paradigma de Bradbury, empleando tipografías de un programa digital que concilia textos e imágenes, como revelador simbolismo para una infinita reconstrucción de la dependencia perfecta; releída e interpretada desde fotogramas pertenecientes a populares series televisivas, y desde los cuales no es difícil advertir el guiño de eterna adicción en su metafísica recirculación.

Al final, muy pocos leen por iniciativa propia, o de fuentes ¿fidedignas?; más bien se dejan arrastrar por las masticadas versiones contadas en imágenes vendidas de tras manos, en corrompidas filigranas digitales, que, más que sometidas a la prostitución del mercado, constituyen el ABC potenciado de la jerigonza intelectual humana. Luego, como cuenta el libro sagrado de la cultura judeo-cristiana, sobrevendrá el caos del código ininteligible. 

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