Ernesto
¿Qué tal si ya Llegué a la Cima?

texto: Kevin Beovides Casas
fotografía: Ana L. Tamburini
música: Yamiel Suárez

¿Qué tal sí ya llegué a la cima? A los veinticinco años. ¿Qué tal si de aquí en adelante, todo va cuesta abajo, de mal en peor? ¿Acaso no nos preguntamos todos alguna vez esto? ¿Qué tal si los años más felices de mi vida ya pasaron? Esos años de amor correspondido, de felicidad inexpugnable, los años por los cuales vale la pena vivir.

Debí salir más con ella, debí hablarle de noche, cargarle la mochila,
y definitivamente debimos templar más.

El amor es siempre una mala inversión, se aplica uno durante años a buscarlo y se consume en unos pocos meses.
¿Qué tal sí ya llegué a la cima? Pues ¿cuántas veces se enamora uno? ¡De verdad! Que te mueva el tapete, que te deje sin aire, que te provoque taticardia. ¿Dos veces? Digamos que tres, o cuatro... mierda, digamos que eres un tipo enamora'o y que son cinco veces en una vida entera.

Debí llamarla más a su casa, debí irla a recoger a la escuela, debí hacerle más regalos,
y definitivamente debimos templar más.

Diario de una Relación:

17 de Agosto. Se ven por primera vez. Un amigo los presenta.
21 de Agosto. Salen a pasear. La primera cita. Las cosas no pueden salir peor. Pero sobreviven.
14 de Octubre. La madre de Iris bota a Ernesto de la casa.
18 de Octubre. Se mudan juntos a una casa que alquilan con dinero de ambos. Ernesto toma un trabajo por las noches.
23 de Diciembre. Discuten. Algo sin precedentes. Pero todo se arregla de manera sencilla, templando.
13 de Enero. Duermen juntos y por primera vez no tiene sexo. Achacan el caso a la borrachera.
15 de Enero. Dos noches sin sexo. Iris regresa a casa de su madre y se pasa allí una semana.
4 de Febrero. Van a un restaurante de lujo. Y se juran amor eterno.
6 de Febrero. Armando les presta un TV. Porque Iris se quejaba constantemente de que se aburría.
27 de Febrero. Iris llora. Sin motivo aparente. Cocina llorando. Se baña llorando y se acuesta llorando. Al otro día baldearon.
4 de Marzo. Iris alquila las dos series de Prision Break y se pasa 72 horas frente a la PC sin levantarse. Ernesto se siente aliviado en cierto sentido y emplea el tiempo en leerse La Montaña Mágica.
12 de Abril. Ernesto lee todas las noches hasta las dos de la mañana. Iris a esa hora está dormida y no le gusta que la despierten para nada.
4 de Mayo. Se bañan en el aguacero. Corren de un lado para otro y se besan bajo la lluvia. Todos los vecinos dijeron que era una de las cosas más bonitas que habían visto.
11 de Mayo. Ernesto llega a las dos de la mañana a la casa. Borracho. Lo peor es que ha dejado a Iris sin llave y ella lo espera en el portal.
13 de Junio. Iris se deja coger el culo, después de emborracharse con cerveza. Una noche que Ernesto jura nunca olvidará.
12 de Julio. Discuten sin motivos. Iris se queja de que es una esclava y enarbola los ideales del feminismo. Ernesto no sabe de que quejarse, así que enarbola los ideales del machismo, o sea, por mis cojones.
19 de Julio. Han pasado una semana sin tener sexo. Las hormonas parecen no coincidir en sus horarios de calentura.
17 de Agosto. Tocaba celebrar el primer aniversario. A Ernesto se le olvida por completo. Y llega tarde a la casa. Iris nunca lo perdona.
14 de Septiembre. Iris se va de la casa y se pasa dos semanas en casa de su madre. No responde a las llamadas de Ernesto y cuando éste logra comunicar con ella, la conversación no fluye.
1 de Octubre. Salen juntos por última vez. Iris le dice que han terminado.
9 de Octubre. Se ven como por casualidad y conversan como en los viejos tiempos. Incluso acuerdan volver. Pero cuando van a acostarse ella se niega y se va.

Y luego ¿cuánto dura? Puede que de aquí en adelante, todo sea cuesta abajo, de mal en peor. Todo puede estar cayendo ya, alrededor mío, en un derrumbe que no deja victimas pero tampoco sobrevivientes. ¿Qué tal sí ya llegué a la cima? ¿Acaso no nos preguntamos todos alguna vez esto? A los sesenta, a los cincuenta, ¿a los veinticinco?

Debí componerle una canción, debí invitarla a fumar marihuana,
debí llevarla a la costa y bañarme con ella en los aguaceros,
y definitivamente debimos templar más.

Bien puede ser que no tengamos ya más opciones, sino la mediocridad del conformismo: no te quedes solo en la vejez, alguien que te ayude a salir alante, la tibieza pegajosa de las mantas sucias. ¿Y cuánto, por Dios, puedes aguantar de eso? Hasta el día que decidas que no vale la pena seguir, y te rindas al cáncer, al infarto, o a un simple catarro.


Historias Relacionadas:

Volver Arriba Ir al Mapa Marcar Texto