Hacking Lily
Durante la última década, el arte de los nuevos medios ha tenido cierto auge en nuestro país; a pesar de las limitaciones que sufren los creadores, en especial en lo tocante al acceso a Internet. Es en este contexto que el proyecto El Diletante Digital1, propone la creación del taller Hacking Lily. El objetivo fundamental de este esfuerzo, es introducir a los estudiantes en el universo de las prácticas artísticas de Internet (como son el Net.Art y la narrativa digital) y estimular la creación en estas novedosas tendencias. El taller consta de tres etapas fundamentales, que se complementan y constituyen sucesivos momentos de profundización: una primera etapa, donde se realizará la introducción a la teoría y la historia de estas prácticas artísticas, así como a la programación y al uso de softwares especializados; una segunda etapa, que coincide con el VII Coloquio Internacional de Estética y Arte, en la que se impartirá un ciclo de conferencias, a cargo de un grupo de profesionales de reconocido prestigio y varias nacionalidades; y una tercera etapa, donde los estudiantes podrán aplicar la habilidades y conocimientos adquiridos a la creación, mediante la realización de sus propias piezas, asistidos por el profesor del taller.
Como consecuencia de esta última etapa del taller se realizó en la Universidad de las Artes de Cuba una exposición durante el contexto de la XI Bienal de la Habana. El tema de la misma posee ramificaciones que lo conectan con el objeto de las prácticas artísticas de Internet. Pues aunque virtual, la red de redes constituye un espacio público que debe ser construido de manera activista. Este es, en definitivas, el verdadero reto que se presenta al Net.Art, o sea, la construcción de un espacio público que ha sido escamoteado por el poder y el mercado; por las mismas industrias de la cultura que han penetrado en las instituciones artísticas, desactivando con su lógica todo intento de subversión artística. Nunca se debe subestimar la increíble capacidad que tiene el poder para adaptarse ante cualquier tipo de estrategia subversiva, y redefinirla desde sus propios horizontes. Desde estos, cualquier tensión crítica o actitud de resistencia, es parodiada como un gesto de autonegación, como pura retórica vanguardista: la apariencia del choque y la novedad, y de la renovación, que los propios intereses del mercado reclaman. ¿Qué extensión efectiva tienen entonces las repercusiones de la acción del artista, en el espacio público de la red?
La Internet se consideraba una zona autónoma, la última frontera para las instituciones, se suponía que iba a liberarnos, a democratizar las sociedades. ¿Qué queda de estas utopías y sueños? ¿Son sostenibles, aunque fuera desde el arte? Esto es verdaderamente lo que está en juego, el destino final de la libertad humana, de la utopía del hombre, de la autonomía artística. ¿Es posible, aunque sea temporalmente y en algunas zonas aisladas, ejercer la resistencia activista? ¿O debemos abandonarnos simplemente a la desesperanza? Las prácticas artísticas de Internet deben, por tanto, retirar el velo de naturalidad con que se estructura la lógica de la red, y generar un extrañamiento respecto a conductas y nociones que parecen evidentes en la comunicación, de cualquier índole que esta sea, a través de Internet. A fuerza de constituir un acento de ruptura, las obras deben convertirse en un momento de inflexión en un medio progresivamente controlado por el capital y la industria. Con la intención, de que si es imposible reconquistar ese espacio para el ciudadano, al menos hacer visible la posibilidad de otra alternativa, una otra alternativa artística.
Las obras presentadas durante la exposicón fueron:
- "Luz Virtual". Autor: Raúl Aguiar.
- "Yonky". Autor: Kevin Beovides y José "El Chile" Estuardo.
- "Deadroid". Autor: Kevin Beovides.
- "Caja Negra". Autor: Jorge B. Rodríguez.
- "Algunas Animalezas y Otras Bestialidades". Autor: Amilkar Feria.
- "Poemas Visuales". Autor: Samuel Riera.
- "Disensión". Autor: Yonlay Cabrera.
- "Sin Comentarios". Autor: Yonlay Cabrera
Debemos destacar la activa participación del estudiante Yonlay Cabrera, que fue una de las fuerzas más poderosas detrás de este empeño. Tanto su talento como su perseverancia hicieron posible llevar a la práctica la muestra final del taller.
Las fotos que acompañan a este texto fueron tomadas durante el VII Coloquio Internacional de Estética y Arte, y durante un encuentro, que siguió a la exposición, con los artistas y teóricos estadounidenses Kenneth Goldsmith y Rachel Price.