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Por primera vez se propone al público como una unidad con
carácter propio, independiente del arte colonial del cual ha
sido considerado generalmente un epígono, este complejo
período, que llamaremos Cambio de siglo (1894-1927),
caracterizado por un entramado de corrientes artísticas que
convergen en una coyuntura histórica específica.
Los momentos claves de este período serán la
Guerra hispano-cubano-norteamericana, el nacimiento de una
República mediatizada por una enmienda extranjera y la
frustración de una sociedad en sus aspiraciones
cívicas de independencia. Con este trasfondo se produce un
conjunto ecléctico, que oscila entre las expresiones
más tradicionales del academicismo francés,
italiano o español, y corrientes que fluyen hacia la
modernidad, como el impresionismo, el simbolismo, el art nouveau, el
art decó. Un trío resulta esencial para la
comprensión de este confuso y mal estudiado momento del arte
cubano: Armando Menocal, Leopoldo Romañach y Rafael Blanco.
Los dos primeros, muy vinculados a la Academia “San Alejandro”, Por su
parte, Rafael Blanco, cuya obra aún está por
reconocerse en su trascendencia para Cuba y Latinoamérica,
es un adelantado de su época, el primer artista
absolutamente moderno de la plástica cubana. |
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